Términos seleccionados: 60 | | Página 1 de 3 | | | | 1. | ―¡Ay!, ¿qué tenéis, amor? ―Mal de corazón ―¿Quién os le causó? ―El de lo verde | Ort. or. -¡Ai! ―¿Ké tenéis, amor? ―Mal de korazón. ―¿Kién os lo kausó? ―El de lo verde; o La de lo azul.U otra cualquiera color quiera decir. Dícese en juego de conversación. Sinónimo(s): ―¡Ay!, ¿qué tenéis, amor? ―¡Mal de corazón! ―¿Quién os le causó? ―La de lo azul. | 2. | ¡Ay! ¿Por quién? ―No por vos, ni por nadie, sino por mi corazón que descanse | | 3. | ¡Ay, abuelo!, sembrasteis alazor y naciónos anapelo | Ort. or. ¡Ai, aguelo, senbrastes alazor i naziónos anapelo! | 4. | ¡Ay, ay, ay, que se me cuelga y no se me cai! | | 5. | ¡Ay, ay, ay! ―¿Qué has? ―Rompo lo que tengo y no me dan más | | 6. | ¡Ay, ay, ay!, que me quejo y no tengo mal | | 7. | ¡Ay, ay, dedo!, en casa estoy y en la calle hiedo | | 8. | ¡Ay, ay, qué me he hallado por andar abajado! | | 9. | ¡Ay, barriga, para qué comiste tanta cocina!; yendo mi padre y mi madre a la posada, no había querido comer, y henchirla toda | | 10. | ¡Ay, caderas hartas de parir, y ninguna de mi marido mal logrado! | | 11. | ¡Ay, cuitada de mí, que aquí lo puse y no lo hallo! | | 12. | ¡Ay, dedo, dedo!, en casa estoy y en la calle hiedo | Dícese contra los que se enfadan sin causa, y de los quejillosos de poco. | 13. | ¡Ay, Dios mío!, y de los otros tío | | 14. | ¡Ay, dormir, cómo sabes! No plega a Dios te me acabes! | | 15. | ¡Ay, dormir de los cielos, más sabes que buñuelos, y que caldo de aves; no plega a Dios te me acabes! | | 16. | ¡Ay, fortuna, y cómo me sigues, y cómo no viene mi Alonso Rodríguez! | | 17. | ¡Ay, grillo, grillo, y en qué aprieto estás metido! | Llamábase uno Grillo, y jactábase de grande adivinador, siendo ignorante; para tentarle, un caballero puso la mano en el suelo sobre un grillo, animalejo, y preguntó: ¿Adivina lo que está aquí? El hombre llamado Grillo, dijo para sí: ¡Ay, Grillo, y en que confusión estás metido! Entendió el caballero que lo decía por el grillo que estaba debajo de la mano, como que lo había adivinado, y quedó con mayor opinión de adivinador, por caso fortuíto, como en las demás adivinaciones suyas. | 18. | ¡Ay, harto hay!; mas está mal repartido | Cuando alguno se queja y dice ¡ay!, el que lo oye añade lo demás, torciendo el sentido. | 19. | ¡Ay, horas tristes, cuán diferentes sois de lo que fuistes! | | 20. | ¡Ay, huevo, huevo, blanco eres, mas si quizás eres negro! | | |