Expresión que se emplea para pedir auxilio o poner por testigo a Dios de la verdad de una cosa. Jocosamente dicen algunos: ¡Aquí de Dios, que matan a un gallego!

Enzarzarse en una disputa o contienda. Úsase más cuando ésta degenera en batalla campal, empleándose los golpes en vez de los argumentos.

Se dice de los que, habiendo salido mal de una empresa, vuelven de nuevo a acometerla con la esperanza de indemnizarse de los perjuicios que sufrieron.

Significa que alguno quiere aprovechar sin tardanza la ocasión que se le presenta favorable a sus intereses.

Enseña a obrar de conformidad con las probabilidades que se tengan para vencer en un asunto.

Enseña que el verdadero amigo evita cuantos motivos de disgustos y sinsabores están a su alcance.

La verdadera amistad es un verdadero tesoro: el que más amigos cuente, más rico será.

Por el casamiento se encuentra ligado voluntariamente. La segunda parte sólo es aplicable si se equivoca en la elección hecha.

Cuando se quiere a una persona nos parece que nos van a robar su cariño; la mayor parte de las veces los dedos se nos antojan huéspedes.

Las personas que se comportan mal con sus propias cosas no pueden ser buenas con las de otro.