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Refranes contenidos en el Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias, edición de Sabrina De Simone
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TU TA TE TH TI TO TR
TU TUR

Tú que coges el berro, guárdate del anapelo

P. cl. berros
Especie de sisimbrio que los boticarios llaman nasturtium aquaticum; los muy crecidos y viciosos se llaman berrazas, y son sospechosos por haber muerto algunos de achaque de haberlos comido. Vide Dioscor., lib. 2, cap. 117. Llámanse sisymbrium cardamine, etc., vide Histor. omnium plantar., lib. 5, cap. 43. Para encarecer los embustes de alguna vieja, notándola de hechicera, decimos que hará nacer berros en una artesa; y de los aposentos muy húmedos se dice por encarecimiento que nacen allí berros. Andarse a la flor del berro, es darse al vicio y a la ociosidad, entreteniéndose en una parte y en otra, como hace el ganado cuando está bien pacido y harto, que llegando al berro corta dél tan solamente la florecita. Hay un proverbio que dice: Tú que coges el berro, guárdate del anapelo; es el anapelo una hierbecilla mala y sutil que se cría entre los berros, y la moralidad suya es que distingamos las cosas de manera que entre lo que de suyo es bueno, no mezclemos mala intención o mal fin que nos sea dañoso y mortífero. Algunos quieren que este nombre berro sea arábigo, y valga tanto como silvestre y campesino, a diferencia del que se cultiva en las huertas, que llaman nasturcium hortense.
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