P. cl. GlaucoHubo otro Glauco pescador, el cual echando en la ribera los peces que sacaba con la caña, del contacto de cierta hierba volvían a saltar en el agua. Admirado de esto y gustando la hierba, se arrojó luego al agua y fue convertido en dios marino. Esta fábula cuenta Ovidio al fin del lib. 13 de los Metamor. Otros la reducen a historia diciendo que Glauco era gran nadador búzano que iba muy gran trecho debajo del agua y aparecía muy lejos de donde se había arrojado a ella. Aconteció que una vez debió de topar con algún embarazo que le enredó y no pudo subir a lo alto, y así se quedó debajo del agua, cumpliendo el proverbio vulgar que dice: El buen nadador es del agua. Los de su ciudad, como vieron que no parecía, después de haberle esperado mucho tiempo, creyeron haberse convertido en dios marino. Alciato en el emblema 26 refiere haber sido la hierba sobredicha, en opinión de algunos, la que comúnmente llamamos grama. Verás a Plinio, lib. 9, cap. 16 et lib. 32, cap. 11. Hubo algunos otros de este nombre, el cual vale tanto como caeruleus γλαυκός. A este segundo le vendrá bien por haber tomado el nombre de la color del mar.