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Refranes contenidos en el Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias, edición de Sabrina De Simone
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DA DE DI DO DU
DAD DAR DAV

Davus sum, non Oedipus

P. cl. esfinge
«Lat». sphinx. Fue un monstruo, cerca de la ciudad de Tebas, cuya cabeza, cuello y pechos eran de doncella, el cuerpo de perro, con alas de ave, voz humana, uñas de león y cola de dragón. Esta dicen se ponía sobre un peñasco alto, cerca del camino real y pasajero, y a todos los que por allí pasaban les proponía un enigma, y no le respondiendo a él, ni declarándosele, los despedazaba con las uñas; y el qué es cosa y cosa era este: «¿Cuál será el animal que a la mañana anda en cuatro pies y a medio día en dos y a la tarde en tres?». Acertó a pasar Edipo, y declarósela diciendo ser el hombre, que cuando niño anda a gatas, los pies y las manos por tierra, y cuando hombre en los dos pies, y cuando viejo se ayuda del báculo, que le sirve en lugar de tercero pie. Tomó aquel monstruo tan grande coraje de que Edipo hubiese acertado, que al punto se arrojó del peñasco abajo y se hizo pedazos; de aquí nació el proverbio referido en el Andria de Terencio: Davus sum, non Oedipus. Esto todo es fábula. Alberto Magno y otros autores dicen que la esfinge es un animal de especie de monas, cabellos largos, con dos tetas grandes a los pechos, con una cola larga, que tira en la color a negra.
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