Un maestro teólogo tuvo una vez plática con un carbonero en cosas de la fe, y acerca de la Santísima Trinidad; como cosa tan superior, el teólogo dudaba y disputaba como sabio, y propuso al carbonero: ¿Cómo entendéis vos esto de las tres divinas personas, tres y una? El carbonero tomó la falda del sayo e hizo tres dobleces, y luego extendiéndola, dijo: Ansí , mostrando que eran tres cosas y todas una. Agradóle al teólogo y satisfízose, y después, al tiempo de su muerte, decía: Creo lo que cree el carbonero. Fíngese el cuento para dar a entender que más vale buena y firme fe sencilla, que estudios y argumentos sutiles en cosas que no puede alcanzar el ingenio humano y limitado.