P. cl. cedazoPor pulla suelen preguntar a los cedaceros: ¿Cuántos son de luna? de lo cual se afrentan bravamente; y consiste en que en la luna llena están los aros más correosos para doblarse, y para trabajar en aquellos días, vuelven a su casa, y los demás andan por los lugares de la comarca vendiendo su obra. Parece remedar algo a lo que en el capítulo de los Proverbios se cuenta de la mala mujer que solicitaba a un mancebo se fuese con ella a su casa, y entre otras cosas le dice: Non est enim vir in domo sua, abiit via longissima: sacculum pecuniae secum tulit: in die plenae Lunae reversurus est in domum suam. Como si acá dijésemos: No vendrá hasta la fiesta.
