P. cl. untarUntar la mano al juez, o a otra persona de quien pretendemos algún emolumento o favor, es sobornarle con dineros o dádivas. Uno de los símbolos de Pitágoras es, hablando con el juez: No te sientes en la silla que está untada; esto se ha de entender con una alusión, que las cosas que están untadas con sebo, manteca o aceite despiden de sí fácilmente cualquiera cosa que se les pegue. La silla del juez a donde está sentado, pro tribunali, sinifica la firmeza y constancia en la justicia, y ésta no la puede guardar si estando untada la silla con las dádivas, dones e intereses le han de hacer deslizar y torcer de lo recto y justo.