Ort. or. A buen kapellán, mexor sakristánUn clérigo, en una posada, comía un palomino, y otro pasajero rogábale que le admitiese a la parte y lo pagaría; el capellán se excusó; el caminante comió su pan y después dijo: Tan bien he comido yo al olor como vos al sabor. Dijo el capellán: Si eso es, pagad vuestra parte. El otro que no, él que sí, pusieron por juez al sacristán del lugar, que se halló allí; él preguntó y supo que el palomino había costado medio real y hizo sacar al caminante un cuartillo, y sonóle encima de una mesa y dijo: Reverendo, teneos por pagado del sonido como este otro se tuvo por contento del olor.