Cuando tú enfermo estás, llámalo y te curará, te manda medicamentos y ya te pones contento.

No soy ave pero de mis huevos se hacen palomitas para los niños buenos.

De tus tíos es hermana, es hija de tus abuelos y quién más a ti te ama.

Un valiente domador que tiene la intrepidez de enseñar a la niñez.

Somos verdes y amarillas, también somos coloradas, es famosa nuestra tarta y también puedes comernos sin que estemos cocinadas.

Es mi nombre derivado del de la fruta prohibida; yo soy flor medicinal y soy muy bien conocida.

En mi se mueren los ríos y por mí los barcos van; muy breve es el nombre mío pues tres letras bastarán.

Soy la flor del indeciso y del adivinador, todos me arrancan los pétalos: sí, no, sí, no, sí, no.

Volando en el aire y besando las flores se apaga su vida de luz y colores.

Soy roja como un rubí, y llevo pintitas negras, me encuentro en el jardín, en las plantas o en la hierba.

Es amarillo por fuera, es amarillo por dentro, y un corazón en el centro.

Adivíname ésa.

Mono y no está en la selva; patín pero no es un pato. Tienes que decir qué es antes de que cuente cuatro.

Con su trompa preparada, pasa a tu lado zumbando, se posa en tu piel desnuda, y tu sangre va chupando.

Si en mí tu quieres viajar, casco tendrás que llevar. Casi siempre por ciudad a mí me encontrarás.

Soy el juguete más apreciado para las niñas como regalo.

Con la nieve se hace y el sol lo deshace.

Durante la noche sale, por el día no le ves, ¿qué animal dirías que es?