Pi y no llamo a los pollos, miento y digo la verdad; el que no me lo adivine, es que bien tonto sera.

Viste de chaleco blanco y también de negro frac. Es una ave que no vuela. Pero nada. ¿Qué será?

Por decir muchas mentiras me ha crecido la nariz, pero, arrepentido luego, vuelvo a sentirme feliz.

Colgada en la pared me tienen y con la tiza me hieren.

¿Qué es, qué no es? Está en el jardín, también en tus pies?

Sobre mí ponen comida, soy redondo y más bien plano y me ponen lo que él pida.

No soy estación del Metro ni soy estación del tren, pero soy una estación donde mil flores se ven.

No ve nada y ojos tiene; si paso el río me sostiene.

Mi padre me llevó al bosque y el camino señalé marcándolo con piedrecitas para así poder volver.

Muy chiquito, chiquito, pone fin a lo escrito.