Refrán empleado antiguamente para burlarse de los que sólo habían recibido ese ínfimo grado académico.

Andando gana la aceña, que no estándose queda

Indica que lo que es de escasa importancia cuesta poco alcanzarlo.

Alude a lo frecuentes que son las desavenencias e intentos de acomodo entre los que viven en localidades próximas.

Alude a lo presuntuosos que son los de esta población y al mal concepto, aunque equivocado, que tienen de las baezanas en las localidades inmediatas.

Manifestar alegría por alguna buena noticia, ser bien recibido, etc.

Equivale a saber adaptarse a las circunstancias.

Da a entender que a las personas que son desgraciadas, siempre les toca lo peor en todas partes.

Complacer, satisfacer y adular a una persona para conseguir lo que se desea.

Advierte que el que usa con exceso de alguna cosa, viene a ser víctima de aquello de que abusó.

Deponer uno el orgullo, altivez o presunción, ya sea voluntaria, ya forzosamente.

Indica haberle costado a uno mucho trabajo el que le asegure una persona de su amistad y confianza que se decide a prestarle su protección o ayuda, y llegar a serle ésta inútil o poco menos en último resultado.

Vitupera el desacierto de los que, habiéndoles salido torcido un negocio, vuelven a emprenderlo de nuevo.

Pondera la ineptitud de los que, por tenerla en tanto grado, llegan a perjudicar hasta a sus parientes y afectos.

Encontrarle, o tener, salida a, o para, todo

El ratón que no sabe más que un horado, presto es cazado

Convenio y ajuste después de haber tenido alguna discusión.

Alegrarse una persona de algún contratiempo que a otra le ha sobrevenido, en señal de despique.

Da a entender cómo, en presencia de una persona, se tiene naturalmente cierto empacho en exponerle con ingenuidad y llaneza un resentimiento, pretensión, derecho, etc., lo cual se evita por medio de un escrito o valiéndose de tercera persona.