Poner una cosa por otra; falsear los hechos. — Narrar o contar una cosa con todos sus detalles, sin omitir nada.

Muchas veces se aprecian y cuidan algunas cosas más por su novedad que por su verdadero valor. — También se aplica a lo poco que suele durar el entusiasmo con que algunas personas empiezan a servir sus nuevos destinos.

Redundancia con que se demuestra el enfado o coraje súbito de que se ve poseída una persona por un acto cualquiera. Es propiamente un andalucismo.

Contra los testarudos, a quienes se moteja de burros por su condición de terquedad.

Moteja de lista y suspicaz a una persona, pues se adelanta a los pensamientos de otra.

Aconseja que no se acueste nadie a continuación de haber cenado.

El abuso en la alimentación, particularmente de noche, así como las insolaciones y los disgustos, acaban con la vida humana.

Expresa que cuando un afecto se ha extinguido, no es fácil hacerlo revivir.

Se recomienda, para educar a un hijo travieso, la instrucción junto con la severidad.

Manifiesta que cuando el sol está rodeado de nebulosas o celajes, presagia lluvia.

Se demuestra con estos dos refranes que las desdichas son como las cerezas, que vienen unas tras de otras.

Aplícase, por lo general en sentido irónico, cuando hay que repetir lo que se ha dicho, porque la primera vez no se ha enterado la persona a quien uno se dirigía, o ha hecho que no se enteraba.

Frase con que se da a entender que es preciso conformarse con lo que los superiores mandan, aunque nos parezca absurdo e injusto.

Obligarle a que calle por la fuerza de los argumentos con que rebatimos sus palabras.

Obstinarse en su determinación; no darse a partido.