Expresión que se emplea a modo de imprecación.

Alude a los oficios o cargos de Justicia, que en las iglesias de los lugares tienen banco señalado y suelen ser cuatro: alcalde, dos regidores y el procurador síndico.

Los malos medios conducen a malos fines.

Indica lo poco codiciables que son aquellos capitales cuya conservación acarrea más disgustos que ellos valen en sí.

Contra los ociosos que, con pretexto de utilidad y provecho, tratan de encubrir el mal empleo que hacen del tiempo.

Reprende a los seudocríticos que se meten a juzgar lo que no entienden.

Contra los murmuradores y maldicientes, como deseando que se les atraviesen en la garganta las espinas del pescado que comieren, impidiéndoles el habla.

Cuando al pedir algo se hace solicitando gracia y no justicia, es que no se cree tener derecho en lo que se pide.

Afearla con la mancha del pecado.

Frase que se emplea para despedir a una persona con desprecio.

Mandarlo enhoramala; despedirlo de mala manera.

Mandarle despóticamente.

Estar en observación o acecho aguardando a que llegue el tiempo oportuno de conseguir lo que se pretende o desea. Es locución tomada de la Náutica.

Frase que debe su origen a la preocupación en que está el vulgo de que el camaleón se mantiene de aire, creencia tan ridícula como absurda.

Extremadamente amargo, como lo es el acíbar al paladar.

Algunos dicen: que un cardo setero. Dícese de la persona que es poco amable, y habla, contesta o trata de manera desabrida y brusca.

Dícese de la persona de carácter agrio, seco y atrabiliario.

Dícese de la persona por todo extremo insensible.