P. cl. amoContra los que, estimando como servicio por parte suya el favor que han recibido, se creen con derecho a exigir una remuneración. Como quiera que este refrán dimana del cuento de aquel gallego que, caminando a pie, fue caritativamente invitado por un transeúnte a que montara a la zaga de su caballería, y al cabo de un rato le dirigiera el favorecido al favorecedor las palabras susodichas, que han quedado en proverbio, de ahí el ser más común enunciar éste en la siguiente forma: Dijame, meu ama, ¿y cuántu voy janandu?