Cantar buen gallo por haber bien, y siempre se dice condicionalmente: si tal, o tal cosa hiciera; varíase: Otro gallo me cantara, te cantara; parece tomarse del gallo que cantó a San Pedro.

Cuando por descuido juega lances o da naipes de diferente juego del presente.

A lo que alguno responde, y entendemos que siente otra cosa.

En Chinchilla, lugar cerca de Cuenca, había un loco que, persuadido de holgazanes, llevaba un palo debajo de la falda, y en viniendo algún forastero, se llegaba a él con disimulación, preguntándole de dónde era y a qué venía; le daba tres o cuatro palos, con que los otros se reían, y luego los apaciguaban con la excusa de ser loco. Llegó un manchego, y tuvo noticia en la posada de lo que hacia el loco, y prevínose de un palo acomodado debajo de su capa, y fuese a la plaza a lo que había menester. Llegósele el loco, y adelantóse el manchego y diole muy buenos palos, con que le hizo ir huyendo, dando voces y diciendo: ¡Gente, cuidado, que otro loco hay en Chinchilla!

Avisa contra ladrones que en las fiestas y juntas de gente hurtan la bolsa a los envejecidos y joyas a las mujeres. Los ciegos cuando cantan en las plazas suelen decir: Cuidado con la bolsa.

Dícese cuando nos dicen alabanzas como para pedirnos, y así las negamos.

Cuando sale nuevo inconveniente.

Cuando están hartos de estar en una parte, o cansan.

A uno que estornuda, o regüelda, notando el regüeldo por grosería.

Cuando se nombra y propone alguno tan malo como otro.