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Refranes contenidos en el Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias, edición de Sabrina De Simone
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NA NE NI NO NU
NO NOC NOD NON

Nodum in scirpo quaeris

P. cl. junco
Latine scirpus; sus especies y diferencias son muchas, y entre otras schenos, holoschenos, oxisochenos, de los cuales verás a Plinio, lib. 21, cap. 18. Díjose junco del nombre latino iuncus, a iungendo, quoniam usus eius ad iuncturas utilis est. Nacen de ordinario a las orillas de las lagunas, y por eso Virgilio, en la égloga primera, los llama palustres, y limosos, en la misma égloga, por criarse en el cieno: Limosoque palus obducat iunco. Por ser el junco blando y correoso sirve de ataduras de donde como está dicho, trae su etimología, y dél se hacen cestillas en que llevan los requesones y fruta los villanos y otras cosas. Tibulo, lib. 2, ecloga 3: Et fiscella levis detexta est vimine iunci. Del meollo de ciertos juncos de los sobredichos, que vulgarmente llamamos bohordos por la maceta que hacen en lo alto de flosel, se hacen mechas para los candiles. Estos mismos se llaman sceptra marionum, porque cuando por burla hacen a algún bobo o tonto rey, le ponen uno destos bohordos en la mano por cetro, y autores hay que dicen haber sido tal el que pusieron a Cristo Nuestro Señor la noche de su pasión, cuando por burla le saludaron como a rey. Pero el texto dice que era caña; no sé si arundo puede extendarse a sinificar el junco, porque junco es liso, de do nació el proverbio Nodum in scirpo quaeris, y la caña es nudosa. Es verdad que algunas cañas tienen al cabo unas macetas que parecen remates de cetros.
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