Deste negocio, yo lavo mis manos

Mundificar y limpiar alguna cosa con agua. Latine lavo, as. Lavar las manos, cosa usada para sentarse a comer, y los jueces, para dar a entender la pureza con que sentencian, lavaban sus manos, de donde quedó el proverbio: Deste negocio, yo lavo mis manos, queriendo sinificar no consentir en el hecho. También se usó en España una costumbre introducida (a lo que se entiende) de los godos, que la mujer acusada de adulterio se purgaba lavándose las manos con plomo derretido, como otras veces llevar el hierro ardiendo tantos pasos; lo cual después prohibieron los sumos pontífices con muy justas causas, sin embargo que Nuestro Señor fue servido por este bárbaro medio salvar a muchos inocentes, falsamente acusados. Ve la palabra Hierro.