Este refrán nació de Salamanca, adonde hubo un ciudadano rico y que casó dos hijas con dos doctores y hizo racionero un hijo que después fue canónigo, y tuvo otras dignidades; y en la torre de la Trinidad, parroquia del arrabal, están dos pinturas de bulto relevadas en la pared por la parte de afuera: la una de Dios Padre, y la otra de un hombre arrodillado delante, y por los efectos ya vistos y por la postura de las figuras, fingió el vulgo que Miguel de Vergas hace esta oración: Señor, case yo mis hijas con dotores y a mi hijo véale canónigo en la Iglesia mayor, y después de mis días llévame con vos a la gloria. A esto dicen: Eso no, Miguel de Vergas; y parece que lo dice el ademán de la pintura, dando a entender que no puede haber dos glorias, acá y allá. Fué Miguel de Vergas virtuoso y pío, y hizo la dicha torre, y reparó la iglesia, y fundó en ella una capilla para su entierro, y lucióse su virtud en su descendencia.