Advierte que fuera de poblado hay que ir llevando provisiones si no se quiere estar privado de ellas.

Al amanecer. — A la media noche, que es cuando, por lo regular, cantan los gallos la primera vez. Esta segunda acepción se usa más en plural.

Quiere decir que al que obra contra lo que debe y es propio de su estado y condición, merece que se le castigue.

Da a entender que a los desgraciados nunca les faltan consejos impertinentes, que en vez de ayudarlos los afligen y angustian más.

Recomienda, como medicina eficaz para que desaparezca el constipado, beber una buena cantidad de vino que ayude a la transpiración.

Modo de poner en evidencia los caprichos de la fortuna, pues a veces le salen al paso a una persona ocasiones inútiles para ella, que a otra le serían favorables, y viceversa.

Al anochecer; entre dos luces.

Expresa que a la persona que cumple honrada y rectamente con su deber, nadie puede echarle en cara falta alguna.

Porque mientras menos ganas tenga, menos gasto ocasiona.

Al malvado siempre le sobran pretextos para intentar disculpar sus malas acciones.

Indica la potencia del oro, particularmente en cierta clase de mujeres.

Denota la repugnancia y dificultad que cuesta hacer las cosas a quien no está acostumbrado o enseñado.

Enseña el agradecimiento que se debe tener siempre a aquella persona a quien debemos algo, mirándola como una deidad, según la sentenciosa frase de Séneca. — Es equivalente a Haz lo que tu amo te manda, y siéntate con él a la mesa.

El que solapadamente causa un perjuicio no debe justificársele en público.

Satiriza a los que, por avaricia o ahorro mal entendido, pasan privaciones que no tienen necesidad de sufrir.