Este refrán y el otro, los bobos de Sando y de Pedernal, nacieron juntos de este cuento fingido. En el tal lugar dos recién casados, hablando de su gobierno, y sucesión o generación, el marido decía uno, la mujer otro, cada uno a su gusto; el marido quería tener un hijo que le ayudase en su oficio de carpintero, y la mujer que no, sino una hija, y que la casarían, y de ella tendrían un nieto y que le llamarían García; con esto ya el marido se convenía y concedióla que fuese así norabuena, que al muchacho le enseñaría desde pequeño, y a él le ayudaría; a esto replicó la mujer: ; aplícase a los que con temores impertinentes no se disponen a hacer nada y se están atados y entumidos sin aventurarse a hacer lo que les está bien, y a .