El que logra prebendas de un modo impensado, suele disfrutar poco de ellas.

Refrán usado en la provincia de Sevilla antes de la supresión de estas dos colegiatas (1851), aquélla sita en dicha capital y ésta en la villa del Conde-Duque, distante tres leguas de Sevilla, para expresar que ambos destinos tenían más de honorífico que de lucrativo. — Pudo también deber su origen, por lo menos en la parte relativa al Salvador de Sevilla, a la emulación bastarda que suele reinar a veces aun entre las corporaciones más autorizadas, pues sabido es la multitud de pleitos que el Cabildo catedral le suscitó al colegial, así como que los canónigos de aquél llamaban a los de éste monos de imitación.

Ninguno puede ser juez ni administrar justicia con libertad en aquel lugar en que ha nacido y tiene parientes que le clamen.

Se dice de aquellos que pretenden disimular lo que todos ven, tratando de desmentir con apariencias y ficciones lo que no pueden ocultar.

Demuestra la triste situación a que se halla sometida la mujer que no tiene medios o recursos a que apelar para librarse de cualquier peligro que le pueda sobrevenir.

Cuando se observan grandes resplandores al ponerse el sol, suele ser anuncio de lluvia al día siguiente.

Locución proverbial con que se demuestra la insistencia y testarudez de una persona, basada en el aferramiento de la pobre monja a quien nunca se le pudo meter en la cabeza las palabras aquellas con que empieza el salmo 83 en el rezo del Breviario: Quam dilecta tabernacula lúa, Domine virtutum, etc., sino Cam dileta, etc.

Se pretende dar a entender que así como el arador no puede labrar bien la tierra sin la ayuda de los bueyes, tampoco podrá salir consumado en el estudio de los Cánones el que no curse y domine bien el de las Leyes.

Calificar de buena a una persona o cosa, aun cuando no lo sea. — Aprobar y aplaudir alguna cosa.

Refrán con que se vitupera el prurito de hablar, causa de la perdición de muchas personas.

Descubrir o confesar algún secreto. — Anunciar o presagiar algún suceso.

Confesar todo lo que se le pregunta o sabe de algún asunto, sin reserva ni limitación alguna.

Tener la voz sumamente bronca y desagradable alguna persona.

Frase familiar con que se da a entender la dulzura y destreza con que canta alguna persona, suponiendo los graves concentos con que cantarán los ángeles en el cielo al Dios tres veces santo.

Expresión con que se da a entender que alguno camina alegremente y sin sentir el trabajo.

Dícese de las personas impertinentes y presumidas que causan molestia repitiendo todo aquello que no saben hacer.

Hacerle saber en qué estriba el cumplimiento de su deber, mayormente si se le reprende por haber faltado a él en todo o en alguna de sus circunstancias.