Ort. or. Anda, rredonda, ke kada día ganas una dobla. ―No sé ké te ganas, ke bien rruin andas.Dice este cuento que un mozo barbero tenía gana de casar con la hija de una viuda rica, y para dar a entender que ganaba mucho al oficio, cada vez que veía a la viuda pasar por su puerta, tomaba una herramienta y poníase a amolar, diciendo: Anda, redonda, que cada día ganas una dobla, a la rueda de amolar llamaba redonda. Tantas veces lo oyó la viuda, que vino a entender por qué lo decía; y viéndole poco medrado, dijo ella: No sé qué te ganas, que bien ruín andas. Con esto expiró su pretensión.